lunes, 28 de febrero de 2011


Cuando un amor se va,
una luz se apaga en mis ojos.
Un pasado queda atrás,
para dar paso al sollozo.

Noto que la vida
pierde su razón.
La luna ya no brilla
y se apaga el sol.

Y ahí
es cuando entras tú.
Con tu hermosa sonrisa
y tu eterna luz.

Como si un fénix fueras,
me curas las heridas.
Me diste tu poder
y renací de mis cenizas.

Como si de estrellas te trataras
me iluminaste la vida.
Tu me secaste
todas las lágrimas caídas.

Un día me encontré
una nota en el salón.
No entendía el que,
pero leí con atención.

"No estés triste
porque me haya ido.
No estés triste
por favor.
Tengo un motivo
y una buena razón.
Hay ángeles en el cielo,
y lo digo de verdad.
Yo soy uno de ellos,
soy el guardián.
El guardián de los amores,
el que siempre te protegerá.
Porque creo que me he enamorado,
de tu bella bondad,
de tus hermosos ojos
que no quiero ver llorar."

Tras leer esta nota,
empecé a sonreír.
No quise llorar,
prefería ser feliz.


Nerea







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